lunes, 16 de febrero de 2015

Los valores en mi servicio a mi colegio


     Durante mi servicio a mi colegio, al asistir a Mr. Víctor en las clínicas de baloncesto, cultivé el amor al prójimo al ayudar a que los estudiantes aprendieran las destrezas  y tratarlos como mis hermanos. Tuve tolerancia  cuando estos  hacían las cosas mal y tenía que corregirlos. Los respeté y fui respetado por todos ellos. Fui solidario con su interés de aprender y recibir la mejor asistencia posible. Fui generoso al compartir mis conocimientos  sobre  baloncesto. Les ayudé a todos por igual y no traté con preferencia a aquellos estudiantes que conocía y considero mis amigos. Cumplí con mi responsabilidad y me quedaba después de terminado el curso  a pesar de tener tareas escolares pendientes porque quería dejar la cancha lista para el día siguiente. Fui leal a mi colegio al prestar este servicio comunitario a mi Alma Mater.






domingo, 15 de febrero de 2015

Los valores en el servicio al envejeciente


El servicio al envejeciente es uno que enriquece al servido y al que presta el servicio. La biblia nos dice que "en los ancianos esta la ciencia y en la larga edad la inteligencia". Job 12:12. De acuerdo a nuestro Dios, debemos valorar a nuestros envejecientes por su sabiduría, experiencia y conocimiento. Durante mi servicio al Hogar Plenitud Dorada, demostré el valor del amor al prójimo pues los traté como  si fueran parte de mi familia. La compasión  y la misericordia estuvieron  presentes porque me  identifiqué con su situación, me puse en el lugar de ellos. Fui generoso porque el servicio fue gratuito sin esperar nada  a cambio que no fuera  lograr que sus vidas tuvieran alegría y bienestar. Respete a cada envejeciente  y no los vi  como seres que  ya no tienen nada que aportar, como injustamente los ven algunas personas  inconcientes de nuestra sociedad.   Los hice sentir importantes y valorados. Fui tolerante y paciente con ellos.  Los escuche y satisfice sus necesidades hasta donde me fue permitido. Ayudé a que recibieran su alimento. Todos fueron tratados con amor  y consideración. Los hice sentir importantes cuando muchos de ellos ni siquiera son visitados por sus familiares.


      También fui humilde al dedicarme a tareas como botar la basura. La humildad yo la demostré de otra forma  al no corregirlos  y aceptar la conducta de los ancianos si decían algo incorrecto o se comportaban incorrectamente especialmente aquellos que tienen Alzheimer. Obedecí la palabra de Dios cuando nos dice que "Así mismo jóvenes, sométanse a los ancianos. Revístanse todos de humildad en su trato mutuo porque Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes." 1 Pedro 5:5.

Servicio a mi Alma Mater, mi Colegio San José de Calasanz


En el 2014 escogí también hacer servicio comunitario en mi colegio. Trabajé con mi maestro de educación física, Víctor García. Fui su asistente. El horario era de 6:00pm. a 7:00 pm.  días de semana excepto los Viernes que no se daba la clase. Yo conocía a la mayoría de los participantes, pues se trataba de estudiantes de mi colegio. Estaban deseosos de adquirir las destrezas en baloncesto que Mr. Víctor les iba a ensenar. Todos fueron respetuosos y obedientes. Yo ayudé a Mr. Víctor a preparar la clase. Acomodaba las vallas, conos, cuicas y bolas. Organizaba la etapa de calentamiento de los estudiantes. Les pasaba la bola a los alumnos y los motivaba a anotar. Al finalizar la clase, siempre se terminaba con una oración. Yo recogía todo el equipo utilizado en el curso y dejaba la cancha lista para el próximo día. Por eso, mi labor no culminaba a la hora de salida.












      Esta experiencia fue muy buena ya que trabajé con mi maestro y sentí que contribuía a mi colegio y al bienestar de los estudiantes que participaron  de ese adiestramiento. Ellos me consideraban como a Mr. Víctor y me gané su respeto. Espero continuar prestando servicio a mi colegio.


Jesús nuestro Dios nos dio un mandato, debemos servir y ayudar al prójimo


Jesús nuestro Dios nos dio un mandato: hay que servir y ayudar al prójimo. El servicio cristiano es una directriz de nuestro Padre que debemos realizar con amor y humildad.  La vida del cristiano debe ser una de servicio a los demás. Esa es la diferencia  entre un verdadero cristiano y aquél que dice serlo pero no vive su vida en Cristo. Por eso, no podemos limitar nuestra vida a que otros nos sirvan. Tal y como lo dice la sagrada escritura  que hizo Jesús, nosotros debemos imitarlo "Como el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.”(Mateo 20:28).




El servicio es un don que todos debemos ejercer en nuestro diario vivir.

Servir a nuestro prójimo con alegría, amor y sin esperar nada a cambio

    El servicio a nuestro prójimo debe ser ofrecido con alegría. La persona a ser servida debe sentir que  disfrutamos lo que hacemos y que lo hacemos porque nos sale del corazón. El amor es lo que nos mueve a servir, porque demostramos  que seguimos la palabra de Dios al amar al prójimo como a nosotros mismos. Es importante que ese servicio lo ofrezcamos sin esperar nada a cambio. Tampoco lo debemos hacer porque nos reconozcan o nos premien. Al servir lo hacemos por amor  y desinteresadamente. Nuestra alegría y satisfacción es haber llevado ayuda, felicidad  y apoyo a nuestro prójimo.











La humildad es un valor que es parte de servir

El servicio es un don que tiene como uno de sus valores cristianos el ser humildes. Jesús nos dio ese ejemplo  de humildad cuando siendo el hijo de Dios y nuestro salvador se humilló al lavar los pies de sus discípulos. Debemos tener un corazón humilde al servir a los demás. No perdemos nuestra dignidad por servir a otros. Por el contrario, nos engrandecemos ante Dios  cada vez que imitamos la obra de Cristo al servir con humildad. Cristo siendo el hijo de Dios nos dio el ejemplo.

     Lamentablemente en el mundo en que vivimos hay mucho egoísmo y soberbia. El servir a los demás está muy bajo en la escala de valores de nuestra sociedad, aún entre los cristianos. Por eso nosotros los jóvenes debemos hacer la diferencia y dar el ejemplo de lo que realmente es el servicio cristiano.


El Hogar de Ancianos Plenitud Dorada, servicio al envejeciente necesitado

En esta ocasión volví a visitar el Hogar de Ancianos Plenitud Dorada que está localizado en la Calle José Abad de la  Urbanización Club Manor en Rio Piedras. Actualmente estoy más identificado con el dolor y sufrimiento que puede padecer un envejeciente  ya que mi abuelo Samuel está enfermo y en este momento no puede caminar. Al igual que hago con los envejecientes del hogar, lo ayudo y le doy amor y apoyo.  En el hogar ya me siento en familia, pues conozco al personal y a los envejecientes exceptuando los que han llegado nuevos. Hay cincuenta y dos (52) personas residiendo en el lugar. Ellos tienen necesidades distintas. Mientras unos no tienen grandes problemas de salud, otros están allí porque tienen incapacidades físicas o mentales como el Alzheimer. En mi misión de servir, yo los ayudo a todos  por igual. No discrimino pues todos son mi prójimo y me necesitan. En esta ocasión mi supervisora fue Sonia.

     Entre las tareas asignadas para realizar estuvo todo lo relacionado con la alimentación de los envejecientes. El almuerzo es a las once. Yo ayudé a limpiar las mesas, poner los manteles y recoger la mesa después de comer. A veces llevaba los almuerzos al segundo piso, ya que  hay envejecientes que no pueden salir de su cuarto. También iba a buscar a los que estaban en su cuarto y necesitaban ayuda para salir de allí para almorzar. Les servía agua si tenían sed y les ponía los baberos para que no se ensuciaran al comer. Otra parte de mi servicio fue el compartir y escuchar a los envejecientes. Hay uno de ellos al cual es especial llamado Don Francisco. Él me llama Cayo. Ese es el nombre de su hijo. Don Francisco siempre está feliz, le gusta conversar conmigo y me da la mano con alegría. Me ha dado consejos sobre echar hacia adelante en la vida y ser positivo. Esto es un ejemplo de la sabiduría del envejeciente.


     Otra labor que realicé en el hogar fue botar la basura. Me dieron unos guantes y realice la misión. Esa labor es importante, porque se mantiene la higiene del hogar el cual siempre está listo y recogido. No abogué porque me dieran otra tarea que fuera más agradable,  ya que no solo hubiera actuado incorrectamente,  la ayuda  que yo iba a ofrecer era la que fuera requerida para el bien del hogar y sus envejecientes. Siempre estuve dispuesto a realizar cualquier labor que me solicitaran con buena voluntad y mi compromiso de servir  al necesitado.