domingo, 15 de febrero de 2015

Servir a nuestro prójimo con alegría, amor y sin esperar nada a cambio

    El servicio a nuestro prójimo debe ser ofrecido con alegría. La persona a ser servida debe sentir que  disfrutamos lo que hacemos y que lo hacemos porque nos sale del corazón. El amor es lo que nos mueve a servir, porque demostramos  que seguimos la palabra de Dios al amar al prójimo como a nosotros mismos. Es importante que ese servicio lo ofrezcamos sin esperar nada a cambio. Tampoco lo debemos hacer porque nos reconozcan o nos premien. Al servir lo hacemos por amor  y desinteresadamente. Nuestra alegría y satisfacción es haber llevado ayuda, felicidad  y apoyo a nuestro prójimo.











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